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viernes, 10 de febrero de 2012

El régimen sirio en situación de fuerza mayor: las bazas del último aliento

Texto original: Al-Quds al-Arabi
Autor: Subhi Hadidi

Fecha: 10/02/2012



El detalle más sangriento durante la última semana de la revolución siria, que ha entrado en su undécimo mes, es la total apuesta del régimen por continuar haciendo uso de la maquinaria de violencia, asesinatos, bombardeos y destrucción, especialmente en Homs, las zonas cercanas al río Barada y Jebel al-Zawiya. A esto se une la perpetración de una serie de sucias operaciones cuyo único objetivo es avivar los sentimientos sectarios e hacer brotar enfrentamientos entre los civiles. Más de 400 muertos en menos de una semana, entre los que hay un número considerable de niños, en el marco de estúpida estrategia que busca “hacer natural” el número de víctimas, convirtiendo en una costumbre o en parte de la rutina en la mente de los sirios que mueran 100 personas a diario. Todo ello con el objetivo de doblegar su voluntad, extender el terror y provocar la desesperación. También se pretende que sea algo normal en las mentes del mundo exterior para que el horizonte de lo que se conoce como “soluciones políticas” parezca aún más lejano.

Es de sobra conocido que la provocación de enfrentamientos entre civiles con carácter sectario, entre suníes y alauíes especialmente, en los focos más candentes, como Homs, ha sido desde el comienzo uno de los puntos centrales del “paquete” de reformas de la solución militar, ya que puede servir para desintegrar el movimiento nacional, desunir sus esfuerzos y afianzar el apoyo de los alauíes al régimen (frente a un extremismo esperado en las filas de los suníes y un temor, tácito o verbalizado, en el seno de las minorías religiosas, sectarias y étnicas). Para tales operaciones, el régimen se ha apoyado en un grupo de células especiales que, administrativamente, dependen de algunos aparatos de seguridad (Inteligencia Aérea la que más), pero en realidad no siguen órdenes según una estructura jerárquica dentro del propio aparato. Es decir, están más cerca de ser células oscuras y secretas, dependientes por medio de lazos ocultos de líderes individuales, escogidos, y no es necesario decirlo, según puros criterios sectarios.

En contrapartida, hay un detalle de extremada elocuencia, securitario, militar y psicológico, que insinúa más claramente que el horizonte se cierra ante la solución militar, solución que el régimen no ha abandonado desde el 15 de marzo pasado. En ello se depositan todas las esperanzas que el régimen tiene de salvarse, o de salvar lo que pueda salvarse del legado del “Movimiento Correctivo” y sus tradiciones de despotismo, pillaje, corrupción y gobierno familiar hereditario. Este detalle es que, por primera vez, el régimen ha recurrido a las unidades de la Guardia Republicana para llevar a cabo las operaciones militares directamente en Al-Ghuta, en los vecinos alrededores de Damasco y en la propia capital. Aunque esta medida guarda una lógica en principio, dada la absoluta fidelidad que se supone que estas unidades profesan al núcleo del poder, el despliegue de la Guardia Republicana fuera de sus posiciones tradicionales refleja tres puntos de dificultad importantes.

Para empezar, se trata de la movilización de cuerpos de la última reserva militar-securitaria, cuerpos que las dictaduras suelen guardar para las batallas decisivas y determinantes alrededor de los castillos, los refugios y los puntos de defensa principales. La guardia del régimen sirio intensifica este papel, especialmente tras la disolución de las formaciones militares que servían de reserva para el régimen, como las unidades de las Brigadas de Defensa en los días de Rifaat al-Asad por ejemplo.

En segundo lugar, se trata de un serio indicio de que la Cuarta Brigada, que dirige Maher al-Asad de facto, ya no puede llevar a cabo ni el mínimo de las misiones que se le suelen encomendar. Ello a pesar de que equivale a tres brigadas en la práctica y sus efectivos no solo superan al resto de cuerpos del ejército sirio en lo que a tipos de armas y destrezas de enfrentamiento se refiere, sino que también sus costumbres, en cuanto al trasfondo militar y regional de sus oficiales y la formación de sus filas, además de lo que concierne a la línea de mando y el entrenamiento logístico, se saltan toda ley militar conocida en la historia.
Finalmente, puede que el despliegue de la Guardia Republicana se contamine de lo que ha sucedido en el seno de la Cuarta Brigada: graves problemas que pueden no sobrepasar la deserción en la presente situación, pero que cada vez se acercan más al nivel de la desintegración.

En el frente político, como les gusta a algunos decir, como si la política o lo que llaman “intercesiones políticas” siguiera existiendo, el régimen ya no goza de un margen más amplio que el del ojo de una aguja literal y no metafóricamente. En el pasado, se jactaba del “diálogo nacional” y así encontró oídos atentos aquí y corazones palpitantes allá, o lenguas, plumas o voces que entonaban su miedo por Siria ante los tres grandes peligros que la acechaban: la guerra civil, la militarización del levantamiento y la intervención militar extranjera. Hoy el régimen es el primero que ha mandado callar a estos sectores (sectores que incluyen al Comité de Coordinación Local, y especialmente su ala exterior, y la “Corriente de construcción del Estado”, además de varios falsos testigos, adictos al silencio o soñadores con una tercera postura intermedia entre el fuego y la ceniza) y les ha cerrado el camino al diálogo sea con los propios representantes del régimen (Muhammad Nasif [1], Buthayna Shaaban[2], Faruq al-Sharaa[3]…), sea a través de intermediarios, aliados y amigos desde la embajada rusa en Damasco hasta Muhammad Hussanein Heikal[4] pasando por el secretario general de la Liga Árabe Nabil al-Arabi.

No deja de sorprender, por ejemplo, que el Comité de Coordinación Nacional anuncie que no va a Moscú a dialogar con el régimen y que el embajador ruso en Damasco, y después el ministro de asuntos Exteriores ruso Sergei Lavrov (y qué decir del mismo Yevgeni Primakov[5]), sean incapaces de convencer a ninguno de los liderazgos internos para que se unan al proyecto ruso (como si el régimen hubiera accedido a dialogar con la “oposición” de alguna manera). La torta se la llevará la mejilla de los colaboradores del primer ministro ruso, Vladimir Putin, si la iniciativa rusa termina invitando a personas de la calaña de Qadri Yamil[6], Ammar Bekdash[7] o Safwan Qudsi[8], en calidad de caballeros de la “oposición” siria o gente como Haytham Stayhi[9], Munir al-Hamsh[10] e Ibrahim Draji[11] como representantes del régimen.

Los datos y lo que se obtiene de la lectura entre líneas en la prensa rusa independiente indican que los consejeros del Kremlin responsables del expediente sirio han llegado al límite, especialmente porque las semanas posteriores a las elecciones presidenciales rusas ya se enfrentan a una serie de problemas que bien pueden verse alimentados por dicho expediente. Esto se debe a que el ejercicio del veto por segunda vez ha resultado más parecido a un balazo en el pie. ¿Cómo será si el delegado ruso en el Consejo de Seguridad vuelve a levantar la mano para ejercer el “tercer veto” en algún momento? Por otra parte, es de sobra conocido que la cuerda sobre la que camina Putin en la cuestión siria, está elevada, resbala y se tambalea: si la bajase un poco para acallar las voces de los nacionalistas rusos, esos que sueñan con la vuelta a los tiempos en que eran una gran potencia antes de la perestroika, la propia cuerda puede tirarlo al suelo en cualquier momento, donde lo destrozarán las garras de los enemigos de todo el mundo.

No resulta menos sorprendente (a pesar de que todas las tendencias regionales apuntan a ello) la pérdida que el régimen ha sufrido del apoyo de las potencias del grupo de países emergentes como la India, Brasil y Sudáfrica que, habiendo escuchado promesas del régimen de que detendría la violencia y de que se implementaría un plan serio de “reformas”, se abstuvieron en la votación la primera vez. Sin embargo, esta vez, se negaron a tropezar con la misma piedra de las promesas y votaron a favor de la resolución. El ministro de Exteriores del régimen, Walid al-Muallim, amenazó en su momento con olvidar la presencia de Europa en el mapa y con dirigirse al este, hacia otros pueblos amigos, viéndose finalmente con tan solo tres: Irán, Rusia y china. Aunque este resultado no es muy boyante ya de primeras, especialmente si uno tiene en cuenta el cerco occidental que sufre Irán, el apoyarse en estos pilares no tendrá validez durante mucho tiempo, máxime si se tiene en cuenta la delicada posición geopolítica de Siria (en la que la cabeza del régimen ve su punto fuerte, suficiente como para salvarse de la caída), que (y pobre de él cuando así se revele) es al mismo tiempo un arma de doble filo. De aquí parte la idea del presidente francés Nicolás Sarkozy de formar un grupo de trabajo internacional cuyo objetivo sea romper el impasse que ha provocado la insistencia de Rusia y China en abortar las resoluciones del Consejo de Seguridad y de recurrir a la Asamblea General. De ahí viene también la iniciativa turca de celebrar una conferencia internacional sobre Siria con el objetivo, primero, de sacar a Ankara del congelador en que los turcos se han metido debido a su postura en cuanto al régimen (a la espera del cumplimiento del trabajo de la Liga Árabe al menos) y, segundo, de insuflar vida en el apoyo popular árabe a la política de Turquía en lo referente a las temas que afectan a la zona y concretamente la cuestión palestina sobre la que parece que las últimas semanas de silencio turco han comenzado a pasar factura.

No es descartable que las dos iniciativas, la francesa y la turca, den lugar a un encuentro asiático-europeo (algunos no dudarán en decir: oriental-occidental, o incluso islámico-cristiano) sobre la dramática y sorprendente postura adoptada por el Consejo de Cooperación del Golfo que ha dado lugar a la retirada de sus embajadores de Damasco. Ello es debido a que en el incendio de la lucha por Siria, aquellos con lo que Al-Asad amenazaba al mundo hace semanas ha dado paso a una conclusión parecida a un balance entre ganancias y pérdidas: la “estabilidad” del régimen sirio era la garantía de inmunidad contra los peligros que conlleva la posición geo-estratégica de Siria, peligros conjugados con los problemas étnicos, religiosos y políticos, pero el cambio y la marcha de la familia Asad en concreto es hoy esa garantía, porque la permanencia del régimen se ha convertido en un foco de incendios que no hay quien apague.

También es lógico que la opinión en Teherán se decante por la defensa del régimen una vez dividida su postura entre, por un lado, el carácter pragmático que pretende deshacer los errores, aceptar la llegada de la tormenta y salir corriendo porque el régimen caerá guste o no, y, por otro, el carácter de rechazo, incendiario, agresivo y extremista que ve que la defensa de Al-Asad es una defensa directa y no delegada en nadie del arco cuya construcción y puesta en marcha Teherán aspira a completar. A ello se suman la negación de que en Homs esté pasando algo, las declaraciones del general Qasim Suleimani, líder del cuerpo Al-Quds, sobre los movimientos de miembros de la “Guardia Revolucionaria” entre Siria y Líbano… Estos y otros no son más que indicios de  que el Supremo Líder Ali Khameneí[12] se inclina hacia el apoyo a Al-Asad hasta que exhale el último aliento, momento en que, naturalmente, las cartas se quemarán rápidamente.

[1] Delegado del Primer Ministro sirio.
[2] Portavoz y consejera del gobierno de Al-Asad.
[3] Vicepresidente Sirio
[4]Analista político y periodista egipcio, que trabaja además para Al-Jazeera.
[5]Reputado diplomático y académico ruso.
[6] Secretario del Comité Nacional de Comunistas sirios, considerado como un personaje cooptado por el régimen, que además se rumoreó que sería presidente de un gobierno de unidad nacional que el régimen anunciaría.
[7]Líder del Partido Comunista sirio, que participa de la farsa política del régimen.
[8]Líder del Partido de la Sociedad Democrática en Siria, contra quien se ha vuelto su partido por defender al régimen.
[9]Miembro del Mando Regional del partido Baaz.
[10]Miembro del partido Baaz.
[11] Profesor en la facultad de Derecho de la universidad de Damasco, consejero de la Organización Internacional de Inmigración en Siria.
[12]Cuyas decisiones son indiscutibles y han de ser acatadas.

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