Blog dedicado a publicar traducciones al español de textos, vídeos e imágenes en árabe sobre la revolución siria.

El objetivo es dar a conocer al público hispanohablante al menos una parte del tan abundante material publicado en prensa y redes sociales sobre lo que actualmente acontece en Siria. Por lo tanto, se acepta y agradece enormemente la difusión y uso de su contenido siempre y cuando se cite la fuente.

sábado, 31 de marzo de 2012

Carteles de denuncia

Nuevamente el ingenio de Kafaranbel nos muestra el abandono internacional del que es víctima el pueblo sirio:

"El pueblo sirio deserta del mundo
por haberlo abandonado a su suerte"
 (Kararanbel)


"Si las venas de Kafaranbel fueran oleoductos, 
las sacrificaríamos y se las ofreceríamos a Occidente por ti, Baba Amro"
(Kafaranbel ocupada)

viernes, 30 de marzo de 2012

¿Va el Mediterráneo hacia un nuevo Sykes-Picot?

Texto original: Al-Hayat

Autor: Bakr Sidqi

Fecha: 29/03/2012

El título hace referencia al acuerdo alcanzado 
entre Mark Sykes (Gran Bretaña) y Charles François Georges-Picot (Francia)
 en 1916 para repartirse los restos desgajados del Imperio Otomano,
  a espaldas de los árabes a los que se les había prometido un Estado Árabe
 bajo el reinado del Jerife Hussein.


Desde Turquía a Iraq, Siria, Líbano, Palestina y Jordania se extiende una amplia zona llena de culturas y problemas a un mismo tiempo: variedad cultural, nacional, religiosa y confesional por un lado, y problemas complicados y crónicos que se han acumulado durante más de un siglo por otro. En vez solucionarse con el tiempo, estos problemas han empeorado aún más por culpa de la política. Así, a los problemas árabes, judíos, kurdos, cristianos y armenios, se ha unido un nuevo problema chií, y hoy nos enfrentamos a lo que podría llamarse el problema alauí. 

Las últimas declaraciones del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, sobre el miedo que le producía el posible establecimiento de un gobierno suní en Siria en la etapa post-Asad, son un mal presagio que no carece por ello de relevancia. Es como si nos hubiera llevado de nuevo a finales del siglo XIX, cuando la Rusia cesarista quería jugar el papel del protector de los ortodoxos en Oriente Medio en su enfrentamiento con las principales potencias europeas coloniales en aquel entonces. Es como recuperar las “paranoias de las minorías”, que no hay forma de tranquilizar si no es con las garantías de las grandes potencias.

Si Mustafa Kemal Ataturk hubiera recogido lo que quedaba del cuerpo del desvanecido Imperio Otomano en su forma de Estado-comunidad turca, habría terminado de purificar su república de griegos y judíos, después de hacer lo propio con los asirios y los armenios, y habría intentado turquizar a los kurdos y los árabes que quedaran. Sin embargo, las cuestiones kurda y  aleví[1] empeoraron a la sombra de su república laico-suní. Así, fracasó en sus intentos de turquizar a los kurdos , de sunificar a los alevíes y de laicizar a los turcos, a pesar de las duras medidas que adoptó.

Iraq, que se dirige imparablemente a un aumento de las luchas intestinas, es testigo hoy de una tensión que tal vez sea la más peligrosa hasta ahora entre la dictadura de Al-Maliki, apoyado por Irán, de un lado y los componentes suní y kurdo de otro. Puede que el problema de Tariq al-Hashimi[2], que se ha refugiado en la región federal del Kurdistán, sea equivalente al asesinato del heredero del Imperio Austríaco, que fue la causa inmediata de la balcanización de la zona de los Balcanes tras la Primera Guerra Mundial.  En las últimas declaraciones de Masud Barazani se trasluce un aviso y un desafío a la amplia dominación iraní que caracteriza a Iraq tras Saddam Hussein.

En Líbano, no se vislumbra en el horizonte solución política alguna para el problema de Hezbollah, que ha recuperado de una forma más peligrosa y complicada que antes el aislamiento maronita libanés de los años setenta, porque el partido chií armado hasta los dientes representa una prolongación directa de Irán en la costa mediterránea y la frontera norte del Estado de Israel. Y si la tensión suní-chií ha caracterizado la pasada década en Líbano, ha sido también un reflejo local de la tensión entre el Golfo árabe e Irán desde que tuviera lugar la Revolución Islámica de Irán a finales de los setenta. La pesadilla de las minorías chiíes en los países del Golfo ha ido a peor con las políticas de injerencia de la República Islámica de Irán nacida de tal revolución. Los países revolucionarios con sus recursos petroleros, han visto cómo el problema llegaba a su peurta, después de trabajar para deshacerse de Saddam Hussein: su lugar lo ha ocupado una influencia iraní sin precedentes en Iraq.

La esperada caída del régimen sirio descolocará la alineación actual de las potencias en la zona y la influencia iraní que se extiende hasta Líbano, Palestina y Yemen perderá a su eslabón más importante, quedando el destino de Hezbollah en la incertidumbre. Sin embargo, la crisis siria que ya dura más de un año, avisa hoy del nacimiento de un nuevo problema: “la cuestión alauí”, cuya influencia puede llegar hasta Turquía e incluso el norte de Líbano.

El código de conducta política sirio ha evitado hablar de la minoría alauí por miedo a ser acusados de sectarismo. Así, se suele separar entre el régimen dinástico inaugurado por Hafez al-Asad hace 42 años y entre esta minoría. El régimen de los Asad ha intentado cubrir su adscripción minoritaria con una nebulosa ideológica que habla de la unidad nacional, además de la creación de redes con la más extremista de las corrientes islamistas, por lo que Siria puede incluirse en el paraguas de la zona de Al-Qaeda en un sentido amplio. A diferencia de su homólogo baasista en Iraq, el sumo cuidado del régimen de Al-Asad padre para asentar las relaciones con Arabia Saudí y los países del Golfo, se ha agitado en la época del hijo tras el asesinato de Rafiq al-Hariri.

La cuestión alauí hoy, después de que el régimen haya logrado en gran medida unir el destino de esta minoría confesional al suyo, y a pesar de que muchos activistas alauíes se han implicado de lleno en las actividades de la revolución siria, la sombra del apoyo al régimen que se tambalea se extiende sobre esta minoría. Incluso algunos de ellos han pasado del apoyo a la participación activa en la cruenta represión sangrienta de los civiles en las zonas revolucionarias, formando parte de las milicias de los shabbiha a las que se les ha encomendado las más sucia de las misiones y la más apta para provocar la guerra civil, a la que el régimen ha dedicado todos sus esfuerzos desde la primera semana de la revolución. Dichos esfuerzos han fracasado hasta hoy gracias a la sorprendente conciencia nacional de los revolucionarios, pero nada garantiza que la situación no derive en lo peor debido a que el régimen no ha detenido el derramamiento de sangre.

Estamos hablando de cerca de tres millones de habitantes a los que el régimen ha puesto al otro lado de una profunda grieta nacional. Esa es la cuestión alauí en la que el régimen muy probablemente quiere invertir para usarla como última línea de defensa en un proyecto divisorio que recupere la conformación de la entidad siria de los años veinte[3]. Esta suposición viene reforzada por lo que está sucediendo en Homs tras la caída de Baba Amro y  la masacre y purga de Karam al-Zaytoun, además de las medidas individuales que lleva a cabo el PKK en las zonas del norte del país. El régimen lo ha animado a dominar por medio de las armas esas zonas, y a crear sus instituciones para “la autodeterminación”, algo que su líder encarcelado, Abdalá Ocalan, había sugerido en su origen para las zonas kurdas en Turquía. Recientemente, este partido ha amenazado con declarar la guerra contra Turquía si entra militarmente en Siria a raíz de las declaraciones de Ergogan sobre la zona aislada.

El mapa de Oriente Próximo no se completa si no se menciona a la entidad israelí, que ha fracasado en su integración en el tejido de esta zona y que sigue, tras más de medio siglo de su fundación, enfrentándose a su crisis existencial e intentando establecer el “Estado judío”.

La revolución popular en Siria no hará más que sacar a la luz el heterogéneo “mosaico” tan querido para los orientalistas. Es en él, tal vez, donde debamos buscar el secreto de la indiferencia de Occidente ante las atrocidades que comete el régimen de Al-Asad contra los sirios, mientras su portavoz dice: “Dejemos que la manzana siria madure y se pudra para volver a poner los mapas sobre la mesa”[4].

Esto no es el destino, la mesa puede volcarse si el régimen cae rápido.

[1] Es común la confusión entre los alevíes y los alauíes. Sin embargo, son dos comunidades diferentes. En Turquía hay representación de ambas, en gran parte debido a que la zona de Antakya fue concedida a Turquía por Francia y arrancada del territorio sirio.
[2]Vicepresidente iraquí (suní) que ha sido denunciado por corrupción, desencadenando un enfrentamiento suní-chií en el nivel político.
[3] El territorio sirio estuvo dividido durante un tiempo según criterios confesionales según un plan de la potencia mandataria francesa.
[4] Suponemos que el “portavoz” es una metáfora de EEUU.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Fadwa Solimán está fuera de Siria

A continuación una reproducción casi total de la entrevista realizada por el programa Al-Hiwar de la cadena de televisión France 24 el día 27 de marzo de 2012.



¿Qué traes contigo de Siria?

Traigo conmigo la esperanza que tiene todo el pueblo sirio de encontrar una solución a la crisis siria. Traigo conmigo el dolor del pueblo sirio, que ha sido abandonado ante la máquina de la guerra. Traigo conmigo la esperanza del pueblo sirio que salió con ramos de olivo en las manos, de forma pacífica, y fue abandonado frente a la máquina de la represión y la muerte. Traigo conmigo el dolor del pueblo sirio para el que incluso su oposición ha sido incapaz de alcanzar una solución. Traigo conmigo el dolor del pueblo sirio cuya oposición no ha estado nunca  a la altura de su valentía, de su heroísmo, ni de sus sacrificios en pos de su verdadera libertad. Traigo conmigo la voz del pueblo sirio que salió bien alta para pedir libertad. Hoy, el pueblo sirio acabará asesinado o se convertirá en un asesino

¿Por qué mandaste un mensaje a la gente de la costa desde Latakia?

La gente de la costa ya se sabe quiénes son. No me gusta dividir, utilizando la lengua y la lógica del régimen, pero la gente de la costa saben bien quiénes son, la gente de la costa que en ningún momento  ha estado fuera del tejido social sirio y que se han sacrificado exactamente igual que el resto de sirios por la libertad de su país y su nación. Les mandé un mensaje para que fueran conscientes de que hoy tienen una responsabilidad histórica. Todos nosotros en Siria tenemos esa responsabilidad, una responsabilidad que es mayor cada día porque el país se nos va. No importa que nosotros queramos o no democracia y libertad […]. Se lo dirigí no solo a la gente de la costa, sino a todos los partidarios del régimen en todas partes de Siria, porque los hay por todo el país: ‘Sed como queráis, apoyadlo, oponeos, sed libres, pero hay algo humano que nos une a todos, el amor por Siria. También nos une otra cosa y es que estamos en contra de los asesinatos, de los tanques, de la violencia’ […] (porque el régimen manda a otros a matarlos, matándose entre sí) ¿Queremos matarnos entre nosotros? La paz civil la protegemos nosotros […].

¿Puede haber hoy un discurso racional con las armas sobre el terreno?

El discurso racional no ha de darse solo hoy, sino todos los días, durante los próximos veinte años. Siempre ha de haber un discurso racional. Es cierto que hay armas en la oposición, pero todos tenemos que saber cómo analizar. La gente de la costa, como el resto del pueblo, sabe que el régimen es un régimen dictatorial represivo, que ellos son las personas a las que más ha castigado el régimen […] y que los ha usado para proteger a la familia Asad exclusivamente […]. Ni una sola vez el ejército sirio ha sido enviado a proteger las fronteras de Siria, ni en el Golán ni en ningún otro sitio. Por ello, han de comprender la realidad: recuperad a vuestros hijos del ejército y los servicios de seguridad porque vuestros hijos no son asesinos […]. Por muy en contra que esté del otro, no levantaré mi arma contra él. Si uno dice: ‘No te quiero Bashar al-Asad’, ¿vengo y lo mato? ¿Bajo qué legalidad?

¿Afirmas que estás en contra de usar un arma contra otra y que tú estás a favor de la libertad?

Sí, sí. Ningún arma le trae la libertad a nadie, solo trae más sangre, más asesinatos. ¿Pueden nuestras conciencias en Siria hoy soportar todas estas masacres que tienen lugar? Yo les he dicho a los revolucionarios en Siria: ‘Tengo miedo por vosotros. Queremos a Siria, no queremos que los jóvenes de Siria se vayan. El régimen es el que nos ha empujado, u os ha empujado a tomar las armas, ha empujado a la oposición a tomar las armas. ¿Por qué? Porque con ello puede justificar su presencia y que así siga habiendo asesinatos, incidiendo y reincidiendo en ello. Por tanto, tu arma te traerá aún más muerte. Calmémonos y descansemos un poco, pensemos de forma racional porque está Siria, está un país en juego’.

¿Ha podido el régimen recuperar su dominio militar?

Si hubiera logrado tenerlo todo controlado, habría detenido las matanzas y habría dicho que en Homs ya no hay revolucionarios, que la ciudad está liberada según su óptica […]. Pero va en beneficio del régimen hacer que estén divididos, que los revolucionarios tomen las armas para decirle a la comunidad internacional: ‘Hay armas en el país y tengo que enfrentarme a ellas’. Así, le darán la luz verde para que continúe.

¿Cargas parte de la responsabilidad de la prolongación de esta situación a la oposición?

Sí. […] A la oposición siria, como he dicho, les exigimos unirnos. Ello no significa que si alguien pertenece a un partido tenga que dejarlo, sino que debemos unirnos hasta que caiga el régimen y, después, las urnas darán su veredicto. Pero ante Siria, ante los asesinatos, ante la violencia, ¿es lógico que nadie proponga una solución política tras un año?

¿No hay solución militar?

Yo, yo personalmente, no quiero la solución militar, yo he estado delante de las balas del régimen y he dicho: ‘No a tus balas’. No puedo, mi corazón no me permite, ni mi pensamiento tampoco, decir: ‘tomad las armas’. No puedo decirle a nadie que se sacrifique por nadie. No me gusta eso. […] Comprendo que hay gente, a la que respeto y valoro, que puedan dar su vida. Si yo muero, no tengo problema, y ellos seguro que si mueren tampoco, pero morir con honor sin dejar tras de mí más violencia.

¿Han reforzado las prácticas del régimen el sectarismo?

Desde el principio el régimen ha jugado la baza sectaria y ha trabajado para dar versiones falsas de lo que sucede. La mitad de la secta que se encuentra en la costa está en contra del régimen, pero tienen miedo porque lo conocen y saben que si se levantan acabarán en una guerra civil entre ellos.

¿Qué mensaje le mandas a la oposición en Estambul?

Es hora, es hora de que os pongáis a la altura de los sacrificios del pueblo sirio, los pueblos siempre llevan a cabo revoluciones nobles con peticiones a las que tienen todo el derecho. Como resultado de nuestras diferencias y la falta de unidad, la calle se fragmenta de nuevo.

¿Qué le dices a Bashar al-Asad?

No sé qué decirle […]. Pero puedo decirle una cosa: tú como ser humano, cuando te metes en la cama y te duermes, ¿cómo puedes dormir, Bashar al-Asad, ¿cómo puedes cerrar los ojos, Bashar al-Asad? ¿Acaso por una silla eres capaz de llevar al país a la deriva?

lunes, 26 de marzo de 2012

Carta a Hassan Nasrallah (Hezbollah): Si el conflicto se prolonga, perdemos todos

Texto original: Al-Safir

Autor: Michel Kilo

Fecha: 24/03/2012


Un afectuoso saludo de libertad y liberación. En el presente y el futuro, si Dios quiere y si también lo quiere la voluntad del pueblo, un saludo a los que resisten con paciencia la injusticia y la opresión.

En ningún momento he pensado ponerme en el lugar de quien ha de explicarle las dimensiones  de la crisis siria actual, que veo que tiene dos caras opuestas. La primera se esconde tras la exigencia de amplios sectores del pueblo sirio de lo que les corresponde por derecho: libertad, dignidad y justicia. La segunda está en el triste camino en que el régimen se ha apoyado para tratar las peticiones que ha reconocido como legítimas, pero contra las que no ha tardado en arremeter con una violencia injustificada. Tal violencia no sirve para tratarlas ni aunque se asegure que son parte de una conspiración extranjera con la que hay que acabar por medio de la fuerza. En consecuencia, se ha conducido a Siria a una situación cuyos riesgos y secuelas conoce usted de sobra. A pesar de que puedo aceptar la posibilidad de que haya habido miembros que han optado por la violencia desde el primer momento de la movilización popular contra los miembros de nuestro ejército sirio, no puedo aceptar que se diga que el movimiento estaba armado y planeado desde el exterior, y que la violenta y desmesurada reacción oficial era la adecuada contra los individuos armados que habían matado a un oficial aquí y a un soldado por allá, actos contra los que la única forma de enfrentarse era haciendo uso de la máquina de represión y violencia contra el pueblo, en todo pueblo y ciudad. A ello se tenía que unir necesariamente el envío forzado del ejército a enfrentarse a ellos de forma sangrienta y cerrar la puerta de la política, rechazando el diálogo y tomando un camino que desde el principio se postulaba como fatal. Un camino este que solo beneficiaba a los que estaban armados y eran partidarios de la violencia que, también, cerraron las puertas de la política y el diálogo, a pesar de que gozaba de verdadera popularidad entre la oposición política y la calle. Así, ellos también han llevado al país a la actual situación de división que amenaza con acabar en guerra civil, una guerra cuyas semillas comienzan a verse en todas partes, pudiendo decirse con miedo: las armas y las armas contrarias acabarán con Siria, tanto el Estado como la sociedad. Así, todos aquellos que quieran al pueblo y crean en su papel han de echar una mano para detener la violencia y combatir el extremismo y el espíritu de venganza sectaria y no sectaria, devolviendo las cosas a un cauce por medio del cual se pueda salir de una espiral asesina actual con la que el régimen no ha podido sacar al pueblo de las calles ni prohibir la expansión de las armas en cada casa de Siria. 

En contrapartida, el movimiento ha sido incapaz de derrocar al régimen mientras que las capacidades extranjeras se han hecho más importantes y han jugado con la crisis beneficiándose de ella, concretamente este es el caso de la entidad sionista. Dicha entidad quiere destruir el Estado y la sociedad sirias para dominar durante largas décadas venideras el Machrek (Oriente Próximo), manteniéndolo marginado y en conflicto. Hoy parece claro que las opciones de la victoria del régimen se desvanecen más y más, y la llegada del enfrentamiento a la capital (Damasco) nos ofrece un indicio del punto de extenuación al que ha llegado el régimen, mientras maldice a los árabes por su deseo de romper el delicado equilibrio de la zona, armando a sus enemigos hasta límites que les permiten “partir la espalda al régimen” (esta expresión no es mía, sino de un comentarista saudí conocido por su relación con el palacio real).

Muy señor mío,

Me dirijo a usted en este difícil momento porque estoy convencido de que sabe mejor que yo cómo pueden terminar las cosas en todo el Machrek si la lucha en Siria se alarga y empeora, encontrándonos todos ante un exterior americano-israelí acechante. También puede imaginar los resultados si ganasen los extremistas sectarios en la actual confrontación. No va en su beneficio ni en el nuestro vernos así de expuestos, ni tampoco es beneficiosa para nadie la victoria del sectarismo y el extremismo. Por ello, pienso que ha llegado el momento de trabajar mano a mano para lograr el objetivo fundamental, que es el cese de la violencia por parte de todos como usted ha sugerido. Añado de mi cosecha que ello vaya acompañado de una solución que salvaguarde a Siria como Estado y como sociedad, además de conservar para todos los sirios (repito: todos los sirios, pertenezcan al lado que pertenezcan) su derecho de ser libres y gozar de dignidad, justicia y seguridad. También ha de detener el camino que comenzó hace cincuenta años, avanzando y retrocediendo, y que nos ha llevado al estado actual de complejidad sectaria, confesional y nacional, y ha permitido la injerencia extranjera, algo que solo servirá para una total destrucción que acabe con todos. Siria no será, en caso de ser golpeada, más que escombros que no sirvan para nada. Incluso si ganase el régimen, aunque solo fuera sobre amplios sectores (y no todo el pueblo) que salen a diario a la calle. ¿Qué desarrollo va a lograr un régimen que ha echado abajo los cimientos de su sociedad y su Estado? ¿Qué liberación del territorio se daría? ¿Qué hará para cerrar el abismo que lo separará de sus ciudadanos? ¿Qué seguridad cabe para sus dirigentes, sus símbolos y sus ciudadanos? Ello si suponemos que la fuerza le permitirá realmente reprimir a un pueblo que cada vez cuenta con más individuos armados, que pueden llegar a ser centenares de miles si se les provee de las armas necesarias mientras aumenta el juego exterior regional, internacional y árabe y se amplían las oportunidades de que lo metan en él y decidan el destino del país y el resultado de la lucha que se está librando en Siria y en torno a ella, especialmente si se impone una solución internacional.

Muy señor mío:

La prolongación de esta lucha acabará necesariamente con el Estado y la sociedad sirios, aunque el régimen se salve. Porque recuerdo cómo llamaba a los iraquíes en 2003 a ponerse del lado de su régimen como escudos contra la agresión y ocupación estadounidenses de Iraq, a pesar de que dicho régimen era un enemigo acérrimo suyo, y porque sé que usted se apoya más en los estados y las sociedades que en los regímenes y las personas, me dirijo a usted para pedirle, en nombre de nuestro común destino, que lleve a cabo una iniciativa que detenga la violencia en Siria. También le pido que adopte un plan para una solución cuyos objetivos estén por encima del destino de los individuos, que haga uso de su peso e influencia y que nosotros, con usted, hagamos un humilde esfuerzo para que prospere, no solo para evitar las injerencias extranjeras y para lograr una solución contraria a las mismas, sino también para salvar las almas de los sirios y las sirias (niños, mujeres, ancianos y jóvenes), así como para salvar la unidad de su sociedad y su Estado. Con ello se salvaguardará el equilibrio de la lucha que está teniendo hoy lugar en el Machrek entre nosotros y el enemigo, que se desplomará si se destruye el Estado y la sociedad sirios, o si el régimen sigue apoyándose en las tragedias que ha provocado su caótica política durante el pasado año.

Muy señor mío,

Aún no es tarde, aunque el tiempo apremia. Trabajar por el cese de la violencia en Siria supone trabajar por abrir las puertas del raciocinio, algo que va en su beneficio y el nuestro. Sería un tremendo error dejar pasar esta (tal vez) última oportunidad y tener que arrepentirnos después sin que ello sirva para nada.

Reitero mi respeto a su luchadora persona y mi confianza en su respeto por el derecho del pueblo sirio a la libertad, la dignidad y la justicia. También reafirmo mi confianza en su celo por el Estado y la sociedad sirios y su amor por su pueblo, que no os traicionará nunca si sabe que usted jugó un papel importante en la protección de su nación y en facilitar la posibilidad de que se acuesten un día tranquilos.

Un afectuoso, cordial y fiel saludo,

Michel Kilo

Convencimiento

A continuación una pancarta que resume magníficamente el convencimiento de los sirios de que su revolución ha de llegar hasta el final, cueste lo que cueste:


"Aunque nos pusieran el sol en la mano derecha
 y la luna en la izquierda
a cambio de que dejáramos esta revolución,
no lo haríamos"

domingo, 25 de marzo de 2012

Las mujeres de Al-Asad

Texto original: Al-Sharq al-Awsat

Autor. Tareq al-Hamid

Fecha: 25/03/2012

Asma al-Asad,
 la mujer de Bashar al-Asad

Las sanciones occidentales, y entre ellas las últimas impuestas por la Unión Europea, no se han conformado con dirigirse contra la cabeza del régimen de Bashar al-Asad o su hermano Maher, sino que la Unión Europea ha impuesto sanciones a las mujeres de la familia Asad: la madre, la hermana y la mujer, algo que llama la atención, pues ¿qué sentido tienen tales sanciones y qué deben suponer?

Lo que está claro es que las últimas sanciones europeas dicen que la comunidad internacional, y Europa incluida, reconoce que la problemática hoy en Siria es una única familia y no un clan ni una secta. Esa familia es la familia Asad en sí, hombres y mujeres. Así, la imposición de estas sanciones sobre las mujeres es como dibujar un círculo en torno a la familia para ponerla como objetivo de todo aquel que quiera derrocar al régimen asadiano y sacarlo de Siria, concretamente el ejército. Que la Unión Europea arroje la luz sobre la familia Asad y sus mujeres supone un indicio intrínseco de que cualquier golpe de estado militar que tenga lugar hoy en Siria gozará del beneplácito internacional.

El imponer sanciones a la familia Asad y sus mujeres significa que la comunidad internacional y la Unión Europea distinguen entre la familia y la secta, y también los oficiales. Así, se trata de un mensaje claro cuyo objetivo no es reprimir o asustar a la familia Asad, sino lanzar un claro mensaje a los oficiales: moveos y bendeciremos vuestro movimiento porque distinguimos entre vosotros y la familia Asad. Lo paradójico es que esta familia que gobierna Siria de facto política y económicamente nunca ha querido acaparar las cámaras, a pesar de controlar las fuentes de electricidad. Sin embargo, hoy, la familia está en el ojo del huracán como no lo había estado antes porque, como ya hemos dicho, es quien dirige y gobierna Siria. A Siria no la gobierna el partido Baaz, ni ningún otro partido sino un consejo familiar en el que las mujeres tienen su prestigio, algo de lo que se han dado buena cuenta los europeos y, por eso han castigado también a las mujeres de la familia.

Naturalmente, dichas sanciones tienen un efecto moral que se supone que ha de tener muchas implicaciones porque no se trata de enfrentarse a un clan o una secta, sino enfrentarse a una única familia, clara y delimitada que los sirios conocen bien, por no decir lo bien que la conocen los oficiales. Así, la pregunta hoy es: ¿Quién está dispuesto a sacrificarse por una familia determinada? La cuestión aquí nada tiene que ver con una nación o un régimen completo, una tribu o una secta, sino que se trata de una única familia. Las sanciones europeas son hoy como una diana que se cuelga en la pared y en la que el jugador tiene que clavar sus flechas. La pregunta es: ¿quién clavará las flechas en el centro de esa diana (familia) para salvarse y salvar a Siria?

Las sanciones europeas significan que, con toda sencillez, que hay que elegir: o Al-Asad o Siria. Por eso, las sanciones se han puesto a las mujeres como objetivo, una lección que solo comprenderán y se aplicarán los militares del régimen asadiano. Por ello, las sanciones europeas se consideran peligrosas e influyentes.

sábado, 24 de marzo de 2012

Un año de revolución

A continuación un cartel que demuestra que la voluntad popular no ha retrocedido un ápice.

"El primer año solo ha sido un ensayo general.
Ahora empezamos "con perseverancia"

viernes, 23 de marzo de 2012

Testimonio vivo de una de las zonas donde más se repiten las manifestaciones en Siria

Texto original: Kebreet

Autor: Manifestante en el corazón del suceso

Fecha: 21/03/2012

Aprovechando que el texto pide que se planten las semillas de la reconciliación nacional, porque una semilla es como una chispa o una llama, el origen de todo, hemos decidido incluir en esta entrada el logotipo del blog Kebreet (cerilla) 


Cuántas veces los hemos visto mis amigos y yo comprar café y té: uno de ellos saca el dinero del bolsillo, con cierta dificultad al extender la mano entre el protector de plástico y el traje. Algunos llevan casco y otros, solo algo enrollado a la cabeza. Los observo fijamente, no creo que el más mayor tenga más de dieciocho años, o quizá un pelín más. Observé detenidamente a uno una vez y me dije: “Debe de tener la misma edad que mi hermano pequeño, o incluso puede que sea más pequeño.  Pobres…” Son esos mismos que al terminar la manifestación corrieron tras nosotros para dispersarnos. Uno de ellos me disparó en la espalda. Les lanzan piedras, los llaman traidores, los veo desde el otro lado de la puerta de hierro. Me río a escondidas cuando se escapan corriendo. Imaginad… Estáis armados hasta los dientes de armas y garrotes y salís corriendo cuando os lanzan piedras. ¡Cómo vais a liberar el Golán, idiotas!

La manifestación de hoy terminó, nos separamos y seguimos nuestro camino. De pronto, unos veinte de ellos se dirigieron hacia nosotros. Mi amigo y yo seguimos caminando como si nada para que no sospecharan, a sabiendas de que el mero hecho de estar en esa zona, en ese momento, era suficiente para que detuvieran a uno de nosotros. Pasamos entre ellos jadeando, pero pasamos sin problema. Dije a mi amigo: “¡Qué bobos son! Se nos oía claramente jadear después de haber corrido. He saltado como no lo habría hecho de haberlo pensado y, sin embargo, no nos han visto”. Nos reímos de ellos.

Mis amigos y yo nos sentamos en una piedra a beber café y fumar. Un grupo de ellos entró para lavarse en un lugar cercano, mientras dos amigos suyos los esperaban fuera, cerca de nosotros.  “Las sabandijas vienen a provocar”. “Hola, ¿os habéis cansado hoy?” Dudaron si responder o no. “¿No tenéis calor?” Susurros… No recuerdo las expresiones que utilicé. Ofrecí a uno de ellos un cigarro. “Sí, llevamos 5 días sin tabaco”. Empezamos a hablar. “¿De dónde, chicos? ¿Sois de los servicios de seguridad o del ejército?”, etc.

Tenía bigote, la tez morena. Lo mirabas y lo insultabas una y otra vez a él y a quién a él se parecía. Se acerca a ti y le tienes miedo. Lo miras más atentamente y te cambia la perspectiva y a continuación, tu forma de caminar. Insultas, vuelves a insultar y maldices. “¡Sonríe!”. Le contamos un chiste y se rió. “¿Cuánto pesa este casco?” Algunos dijimos que dos kilos, otro que cinco… Se lo quitó de la cabeza y nos lo dio para que sintiéramos su peso. Su sonrisa no se me va de la mente y me hace llorar. Su inocencia… Insisto y reitero la palabra inocencia en todos sus sentidos. Su inocencia no erró en su camino hacia mi corazón. Sí, sí, no es un demonio ni un asesino, ni un…, ni un… 

Su amigo era un poco más valiente. Le pedimos su garrote de goma. Descubrimos que se curvaba y dolía. Su amor por su esposa, su familia, su ciudad, su trabajo, nos confesó todos sus amores. Segundo cigarrillo, tercero, cuarto y seguíamos hablando, mirando a ambos lados mientras sentíamos las miradas de repulsión de los que pasaban por allí o nos veían. Tal vez, a sus ojos, éramos de los partidarios del régimen, espías, soplones que delatan a los manifestantes… Todas las acusaciones posibles por solo sentarnos con ellos. Esperábamos volver y comprobar que en las páginas que revelan las identidades de los shabbiha y los soplones no estaban nuestra fotos, convirtiéndonos en objetivos de vete a saber qué. Ellos también se cuidaban de sus compañeros, no fuera que avisaran al responsable. 

Nosotros: “¿Por qué esta crueldad? Pegad, pero no a la cabeza”.

Ellos: “No queremos pegar a nadie, te lo juro, estamos obligados, os lo hemos dicho más de una vez: dispersaos. Pero no lo hacéis”. “Por favor, las próximas veces, si os lo pedimos, hacedlo. Mi compañero estaba golpeando a uno de los manifestantes con fuerza, se lo arrebaté para que nadie pudiera pegarlo y lo puse en el autobús: es lo máximo que puedo hacer”.

Nosotros: “Vuestro líder os dice que avancéis mientras él se queda detrás. ¿No avanza con vosotros?” “¡Ellos defienden a su líder, no es un escudo. Por eso tiene derecho a enviarlos donde él no se atreve a ir. Contadnos qué comen, cómo está y de qué calidad es. Habladnos de cómo duermen o no duermen”.
Nosotros otra vez: “¿Por qué tanta crueldad?”

Ellos: “Echamos de menos a nuestras familias, desearíamos que nos dieran un permiso aunque fuera un día, para despedirnos antes de morir. La mayoría de mis amigos en otra brigada han muerto. ¿Dónde iremos con tantas presiones? Vaciamos aquí nuestras municiones”.

“¿El Ejército Libre?”

“Maldito… Me tienen muy descontento. Hay quienes eran como nosotros y gente normal. Nos tienen como objetivo sin tener culpa alguna. A mí no me convencen. ¿Qué culpa tenemos nosotros? ”

 “Echo de menos a mi mujer. ¿Dónde estoy yo y dónde estáis vosotros? Quiero que acabe este año y medio, volver a mi trabajo, llevar pan y comida a mi casa. Esto no tiene sentido”.

“En nuestro dormitorio hay un hornillo eléctrico, pero llevo días deseando una taza de té. Maldita sea esta situación”. Le hice una taza de té y mi amiga le dio una galleta. Se lavó, descansó y se tomó el té. Quien nos conoce, se acercaba a saludarnos. Algunos se sorprendieron e intentaron cambiar de rumbo cuando ya era tarde, viéndose obligados finalmente a saludarnos forzadamente. Otros saludaban enfadados, y hubo quien llegó a pensar si nos habríamos cambiado de bando o si le habíamos estado engañando todo este tiempo. Algunos de los que estaban con nosotros se marcharon sigilosamente, por miedo a que los que miraban recordaran nuestras caras y nos convirtiéramos en objetivos. Por mi parte, no me había equivocado. Mi comunicación humana con aquellas personas, quitó mucho polvo del que cubría mi corazón. No sé qué hice moverse en el alma de esas personas, pero al menos nos conocimos porque, en resumidas cuentas, todos somos humanos. Sí, sí, esto está clarísimo, pero muchos de ambos bandos lo han olvidado. Entonces, me vienen a la mente las palabras de ese conocido hombre: “Soy un ser humano, no un animal”. Hoy he visto que, con sus ojos, nos dicen que son como nosotros en todo, todo, todo. Sí, incluso en esa idea que os ha venido a la mente ahora, son “como nosotros”.

“Tenemos banderas de tres estrellas[1]. ¿Queréis?”

“¿No tenéis miedo de los soplones?”

Pero, esas miradas no dejan de causar tristeza a mi corazón, tristeza porque los hijos de un mismo país, que son lo más parecido a los hermanos, se matan entre sí, de forma sistemática. Los hijos de un mismo país han sido empujados a matarse. Pero a pesar de la tristeza, hay una profunda alegría que me abruma, la alegría de que he percibido a ese ser humano en quien nos pintaban o veíamos como bestias salvajes. Seguro que ellos también han sentido que los queremos. Esas dos horas no son más que una semilla que hemos plantado hoy, y crecerá, así lo siento. Tiene que florecer. Os ruego que plantéis estas semillas. Os lo ruego…

[1] La bandera siria oficial es de tres bandas (roja, blanca y negra) y dos estrellas verdes. Los manifestantes comenzaron a utilizar hace meses las banderas del período de la independencia del Mandato francés que tiene tres bandas (verde, blanca y negra) con tres estrellas rojas.

martes, 20 de marzo de 2012

Siria: no hay vuelta atrás

Texto original: Al-Quds al-Arabi

Autor: Elías Khoury

Fecha: 20/03/2012

Queremos de nuevo agradecer a Elías Khoury el apoyo moral que brinda a tantos y tantas con sus palabras cada semana, queremos agradecerle en nombre de los sirios y las sirias y en nombre de los españoles que lo siguen con admiración su apoyo incondicional a la revolución siria.

نريد أن نشكر إلياس خوري على دعمه المعنوي الذي يهديه للكثير من الناس عبر كلامه الأسبوعي. كما أننا نريد أن نشكره، باسم السوريات والسوريين، وباسم الإسبان الذين يتابعون بإعجاب مقالاته، على مساندته للثورة السورية بلا شروط


La revolución siria ha entrado en su segundo año en medio de la sangre, las lágrimas y los retos. Ha pasado un año entero y las calles de las ciudades y los pueblos de Siria están construyendo lo que todos consideraban imposible. Una pequeña manifestación en Damasco se convirtió en un levantamiento en Daraa, antes de que la revolución se extendiera a todas las ciudades sirias y sus alrededores y antes de que cayera este ingente número de víctimas, convirtiéndose Homs en la ciudad de la libertad.

No quiero entrar en la discusión culturalista que desde el principio me ha parecido aburrida y estéril en cuanto a consciencia y voluntad se refiere. La cuestión en Siria y en el resto de países árabes comienza con un estallido. Ahora bien, las conclusiones rápidas sobre quién ha ganado y quién ganará ignoran que estamos ante un difícil y largo proceso político y social cuyos rasgos no serán visibles inmediatamente. Simplemente, los intelectuales deben elegir entre dos posturas: la neutralidad, que implica una inclinación hacia los regímenes por varias razones que comienzan por el antiimperialismo y terminan por el miedo a las corrientes islamistas, o la implicación crítica, que ve en el proceso revolucionario un proceso que se abre a las posibilidades, posibilidades que las potencias democráticas, de izquierdas y liberales deben participar en conformar.

Pero este no es el tema hoy, a pesar de la tristeza que sentí cuando un gran poeta al que quiero escribió aconsejándome que no describiera “a la gente en el pantano de Homs” como si irrumpieran en el cielo. No voy a hacer ningún comentario a las palabras de Saadi Yusuf, no porque guarde celosamente mi memoria a la que su poesía ha ayudado a conformarse, sino también porque este tipo de dialécticas a las que el poeta Adonis a llevado a su punto álgido no sirven para nada, y solo ocultan la verdad que dice que la sangre llena las calles.

Los enormes sacrificios que han ofrecido y ofrecen los sirios y las sirias desde hace un año anuncian con total claridad que no hay vuelta atrás, porque atrás se ha convertido en un pantano de sangre, y la destrucción que “han logrado” las fuerzas militares del régimen se ha convertido en un testigo de que Siria hoy no volverá a ser lo que era. El reino del silencio ha caído, la sucesión hereditaria al estilo norcoreano se tambalea y el país está amenazado en todos los niveles.

La cosecha del primer año de la revolución parece clara. El régimen ha logrado grandes victorias militares que se parecen más bien a las derrotas, y el pueblo paga un alto precio para anunciar que esta revolución no puede ser aplastada a hierro y fuego y que el tiempo de Hama al estilo de Al-Asad padre no se repetirá a manos de los dos hijos Asad[1]. Desde la perspectiva del régimen, la familia Asad ha logrado dos victorias: la primera son los logros militares en Baba Amro, Zabadani, Daraa e Idleb, logros que provocan la ironía y la tristeza al mismo tiempo. La irrupción de las élites del ejército sirio en Baba Amro precisó la destrucción de todo el barrio por medio de un bombardeo que duró tres semanas en un enfrentamiento contra un pequeño destacamento de soldados desertores. Por su parte, Zabadani necesitó también que se realizaran negociaciones y acuerdos previos, etc.

El segundo logro es la internacionalización de la crisis siria. Las fuerzas del régimen como ya hizo el padre han internacionalizado el conflicto haciendo uso del papel regional del régimen, pues el régimen asadiano hacía los deberes al extranjero. El aparato militar mafioso gobernante se ha beneficiado de este papel regional para imponer su dominio sobre el país. Al-Asad hijo intentó vender la misma mercancía, pero ante la presión popular, decidió retornar al eje del papel regional, pues en vez de ser Siria un jugador, se ha convertido en el campo. En vez de que la estabilidad interior bajo la dictadura venga como resultado de la falta de estabilidad de sus vecinos como Líbano o Iraq, Siria se ha convertido en el campo de batalla en sí, que compra la protección de su régimen con total dependencia y total disposición a vender a los estadounidenses la antigua mercancía. No sorprende que el régimen haya logrado generar la simpatía israelí que suele ir de la mano, generalmente, de una postura estadounidense dubitativa. 

El régimen esperaba alcanzar un tercer logro que es hundir al país en el fantasma de la guerra sectaria, y tal vez el ejemplo más elocuente de ello sea la salvaje masacre de Karam al-Zaytoun, que tiene como objetivo provocar la venganza. Pero la consciencia de los jóvenes de la revolución sigue siendo capaz de aumentar este proyecto sin destruirlo. La mayoría piensa que el régimen recurrirá de forma sistemática a esta arma durante el tiempo que le quede de su larga agonía.

Los que consideraron que el mantenimiento del régimen durante un año es una victoria de la familia Asad no conocen Siria y la naturaleza del aparato de destrucción que el régimen ha creado por medio de sus clientes y por medio del chantaje, habiéndose refugiado en la estructura clánico-tribal y sectaria. Comparar la capacidad de Al-Asad padre en su rápido aplastamiento del levantamiento en Hama y el resto de ciudades de Siria en 1982 con la lentitud y dubitación de los dos hijos Asad indica que la repetición del pasado es ya imposible y que la tozudez de los dos jóvenes Asad no salvará al régimen, sino que ayudará al empeoramiento de su situación.

Pero la paradoja de la revolución siria es que el pueblo es más importante y dinámico que quienes se supone que han de ser sus líderes. Es una revolución sin liderazgo o con un liderazgo parcial, pues el Consejo Nacional Sirio sigue tropezando en sus pasos y en lo que respecta al resto de la oposición a la que representa el Comité de Coordinación Nacional, algunos de sus líderes han caído en su lucha contra los molinos de viento de la intervención militar extranjera, del mismo modo que han caído algunos liderazgos del Consejo Nacional Sirio al promocionar la ilusión de dicha potencial intervención.

Tras un año de amenazas políticas internacionales, la realidad política dice que el régimen es quien ha atraído a la intervención extranjera al lanzarse al regazo ruso y apoyarse en Irán, mientras la oposición, a pesar de todo lo que se ha dicho, no encuentra una sola fuente para ser apoyada con armas. Además, las dudas estadounidenses son un resultado inevitable de la relación estratégica entre EEUU e Israel, debiéndose también a la falta de una política estadounidense en la zona tras las fracasadas guerras de Afganistán e Iraq.
La cosecha de este primer año de revolución siria es que el pueblo sirio está solo, sí solo, y todo lo demás que se diga son meras ilusiones. Los que consideran que la cobertura de los canales por satélite del Golfo basta para apuntar a un verdadero apoyo son tontos. Ni Occidente, ni los árabes del petróleo quieren o pueden apoyar la revolución verdaderamente. Ambos temen: Occidente tiene miedo por Israel y los árabes petroleros tienen miedo de que la revolución llegue a sus países. Por eso, no les importa infiltrar a las corrientes salafistas y apoyarlas a ver si tal vez arrebatan a las revoluciones sus horizontes democráticos.

Los sirios están solos, han vencido al miedo sin la ayuda de nadie y se han convertido en un modelo de valentía, nobleza y heroísmo. Un año de retos y perseverancia legendaria ha fundamentado las posibilidades de la libertad que llegará, de forma que sorprenda a todos como ya hizo la revolución.

[1] Bashar al-Asad y su hermano pequeño Maher.