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martes, 18 de septiembre de 2012

En defensa de las minorías acusadas de no tener interés alguno en la libertad y dignidad de Siria



Texto original: Facebook

Autor: Marwan Jorshid

Fecha: 13/09/2012

 

El pueblo, los locales, las abundantes masas y otros muchos conceptos son aquellos con los que se incendia el dictador y en los que apoya sus prácticas dictatoriales, pues es muy fácil introducirlos en sus discursos televisados, pero qué triste cuando se descubre su locura al dirigir una revolución en su contra. Entre la gente han nacido comités populares inventados por el régimen asadiano mientras se enfrenta a su pueblo (lo resiste y lo repele porque ha pedido su libertad y su dignidad). Sí, y con máxima insolencia, ha recurrido a esta denominación para aplicársela a las bandas cuyos miembros han sido elegidos con un alto nivel de profesionalidad.

Estos comités aparecieron por primera vez durante la revolución cuando las protestas se trasladaron desde Daraa a Homs y concretamente a los barrios partidarios del régimen. La realidad es que en esos barrios habitan las minorías con las que el régimen se protege para enfrentarse a las bandas terroristas que exigen libertad y dignidad. Estos barrios no existen en Daraa al contrario que en Homs; por eso, no aparecieron en Daraa, ni en Hama ni en Deir Ezzor cuando las tres cuartas partes de sus habitantes salieron a las plazas de la libertad dejando las puertas de sus casas abiertas para recibir la deseada libertad sin necesidad alguna de comités populares que impidiesen su entrada en barrios y callejones determinados, como sí sucedió en Homs en los barrios de Al-Zahira, Al-Arman, Al-Nuzha, Al-Hadara, al-Alkrama y Al-Abbasiyya, que no llegan ni al 20% del número de barrios revolucionarios de la ciudad.

El régimen recurrió a la creación de estos comités cuando se dio cuenda de que era incapaz de abortar la revolución y reprimir a los revolucionarios exclusivamente con sus fuerzas de seguridad. Su principal función en Homs en concreto era fomentar el sectarismo para combatir la revolución y evitar que la fiebre de las manifestaciones llegara a los barrios de las minorías, además de para reprimir cualquier movimiento que pudiera tener lugar allí; es decir, se trataba de asustar y atemorizar a esos barrios hablándoles de las bandas armadas que tienen la intención de acabar con las minorías en Siria según la versión del régimen. Posteriormente, la actividad de estos comités se desarrolló. Cuando estuvieron tranquilos de que ningún movimiento tendría lugar en estos barrios. Entonces, se trasladaron a los barrios revolucionarios después de reclutar en ellos a los más atroces tipos de shabbihas muy predispuestos al crimen, al asesinato, al robo y a la violación, para apoyar a los controles militares y de seguridad en las fronteras de los barrios revolucionarios. Estos comités, y con está élite de shabbiha, son lo que coemtieron las masacres sectarias en Homs (en el barrio de Karam al-Zaytun en concreto) y después en Al-Hula, Tremseh, Al-Qubeir, Dariya y varios centenares más.

A pesar de ello, los revolucionarios de estos barrios se colaban en los puntos donde había manifestaciones y participaban en ellas, incluso hubo quien las dirigió como el difunto luchador Mishal Tammo[1] y la artista libre siria Fadwa Solimán[2], la libre señora Muntaha, hija del luchador Sultán Basha al-Atrash[3], el Basel Shehade [4] y muchos más.



Con la expansión de la revolución al resto de ciudades y zonas rurales de Siria, el régimen amplió los horizontes de la actividad de estos comités para que se dispersaran por todas las zonas con presencia de minorías, estableciendo controles en los límites entre zonas y dentro de sus barrios. Así, comenzamos a ver comités conformados según la secta de sus integrantes -como sucede hoy en Yaramana, donde hay comités drusos y comités cristianos-, bajo la supervisión de un régimen que pretende luchar contra el sectarismo, cuando en realidad es su padre y madre, pues lo ha creado con sus propias manos sectarias en Siria.

Generalmente cada comité está dirigido por el más infame shabbih de la zona y puede que cada uno supervise más de un comité popular y sea el dueño de toda la zona, manteniendo una relación directa con los líderes de los servicios de seguridad o con los oficiales que dirigen la Cuarta División y la Guardia Republicana. Generalmente también uno de ellos está en contacto directo con uno de los hombres de negocios del régimen, que se encargan de los sueldos de los miembros de estos comités, como Rami Makhlouf, por ejemplo. Algunos están en contacto con “personalidades políticas”, como el líder del partido o de su secta, como es el caso de los comités populares en la ciudad de Suweida, ligados a Wi’am Wahab, que fue shabbih entre Líbano y Suweida hasta que se le permitió crear una sede de para su partido sectario, ante los ojos del régimen y sus reformas constitucionales, que impiden la creación de partidos según criterios sectarios, confesionales o étnicos.

La presencia de esos comités ha impedido que las manifestaciones lleguen a las zonas contrarias a Asad y por tanto, se ha considerado que las minorías no se manifiestan y no forman parte del movimiento revolucionario en sus lugares de residencia, donde estaban en la disyuntiva de enfrentarse a estos comités si se manifestaban, existiendo la posibilidad de que hubiera enfrentamientos entre el hermano revolucionario y su hermano shabbih miembro de estos comités. Esto sucedería en las zonas kurdas, por ejemplo, donde la lucha intestina kurda-kurda era una condición para que las manifestaciones llegaran a Ifrin, entre otros. Por ello, no se movilizaron en sus lugares de residencia, para evitar esta lucha fratricida con la que el régimen se pondrá muy contento en caso de que suceda. Por tanto recurrieron a las zonas revolucionarias o, en otros casos, se quedaron y aún siguen participando en la revolución de otras formas.

Me extenderé un poco en el tema de los comités locales en las zonas kurdas, ya que tienen un carácter diferente del de otros comités populares, ya que la creación de estos comités ha sido simultánea a la resurrección del Partido de la Unión Democrática Kurda (PYD) con el estallido de la revolución siria. Este partido, que es la rama siria del Partido de los Trabajadores Kurdos turco (PKK), había estado ausente durante los últimos diez años y tenía prohibida toda actividad política con el pretexto de no molestar a las autoridades turcas con las que el régimen de Al-Asad hijo había establecido nuevas relaciones en la última década. Pero, después de que Turquía cerrara toda posibilidad de restablecimiento de relaciones con el régimen sirio, se ha sido reactivado con más fuerza. Es necesario en este punto recordar que este partido no tiene aspiraciones políticas en territorio sirio y su agenda no es otra que servir al PKK en Turquía. Fundamentalmente proveía y sigue proveyéndolo de luchadores que quieren enfrentarse a los turcos.

Por su parte, la escena kurda general está dividida según sus posturas hacia la revolución en tres grupos claramente diferenciados:

El primer grupo lo conforma la Corriente Kurda del Futuro, que se formó a finales de 2004 y de la que tuve el honor de leer su comunicado número cero antes de ser emitido. Esta corriente estaba dirigida por el difunto Mishal Tammo, inspirador de los jóvenes revolucionarios kurdos y que formó sus propias coordinadoras independientes de los partidos. Esos son los que pusieron toda la carne en el asador de los revolucionarios y la revolución siria. En gran medida, el Partido Azadi Kurdo se asemejaba a este primer bloque hasta que se desarrolló su participación activa en la revolución.

El segundo grupo lo representaban muchos partidos kurdos, cuyo número es mayor que el número de kurdos que participan en ellos, pero estos carecen de carne para poner en los asadores. Posteriormente, se unieron bajo el nombre de Consejo Nacional Kurdo, que es un consejo inefectivo, igual que el Consejo Nacional Sirio, y en el que todos están dominados por agendas regionales más que por los revolucionarios.

El tercer grupo lo conforman el Consejo del Pueblo del Kurdistán Occidental y el Partido de la Unión Democrática (PYD) que actúa como si se opusiera al régimen como hace el Comité de Coordinación Nacional, liderado por el abogado Hasam Abd al-Azim en el interior y en el exterior por Haytham al-Manna’, que ha hecho las peores declaraciones contrarias a la revolución utilizadas por el régimen para insistir en sus afirmaciones sobre la revolución y los revolucionarios. De este grupo en concreto han nacido los comités populares, que son el tema de nuestro escrito.  


Este partido está dirigido por el profesor Saleh Muslim, que estuvo exiliado durante la luna de miel sirio-turca en los montes Candil y que después regresó con el estallido de la revolución siria. Este partido goza de una popularidad que varía de una zona otra, pero la mayoría de los que lo apoyan son de Ifrin, que ha estado ausente de las manifestaciones de apoyo a la revolución excepto en una o dos ocasiones, que después trataré. Donde menos partidarios hay de este partido es en Amuda, que no ha faltado ni un día a las manifestaciones contrarias a Asad desde que comenzaron en Daraa, y fue una de las primeras ciudades en apoyar a Daraa contra las atrocidades que sufría. 

A pesar de la cantidad de miembros de este partido, casi puedo afirmar que el 95% no conocen el nombre de su nuevo partido (PYD) porque solo conocen un nombre que es “Abuci”, relativo a Abu Abdallah Ocalan. Este partido ofrece toda su carne para cualquier asador que esté en contra de Turquía y Erdogan, por ello cualquier kurdo que vaya en su contra de su orientación es considerado un agente de Ergogan y de Turquía. Ahí encontró el régimen sirio lo que buscaba, y así abrazó a esta agrupación. Ordenó a sus sedes de seguridad en la zona kurda que les dieran libertad para conformar comités populares. También les permitió llevar armas y levantar controles propios aunque fuera delante de las mismas sedes de seguridad del régimen, como sucedió por ejemplo en Ifrin (aunque el régimen se enfrenta  a quien lleva armas y llama a los manifestantes armados con gargantas grupos terroristas armados). También les ha dado toda libertad para actuar como una fuerza militar, para detener a quien quieran y para tener centros de detención específicos para ellos que en muchas ocasiones habían sido sedes gubernamentales civiles como las sedes de la Consejería de Agricultura en zonas de bosques. Solo se les pide una cosa: frenar cualquier actividad o manifestación contra Asad. 

Para mantener la disciplina y que su agenda se mantenga en contra de Turquía y Erdogan, permitió que 1.500 luchadores kurdos turcos cruzaran por los montes Candil iraquíes a las zonas kurdas de Siria. Cada uno tiene unas misiones concretas basadas en las actividades de los comités populares y sus controles militares. Algunos de ellos han sido enviados a residir de forma permanente en los pueblos donde había un delegado árabe, con un despacho propio que no es el del alcalde. 

En Ifrin, el difunto Jakdar, que es un ciudadano kurdo turco conocido por su dura enemistad hacia Erdogan y que se parece a los shabbihas sirios, es drogadicto y tortura y mata sin piedad, era el responsable militar que supervisaba la actividad de los comités populares y los controles en toda la ciudad. Además, estaba en contacto directo con los líderes de las sedes de seguridad de Ifrin. 

Es quien ha supervisado la represión de todas las manifestaciones contrarias a Asad, que salían en Ifrin. El viernes de los libres del ejército, cayeron más de veinte heridos y los instrumentos utilizados para la represión fueron palos, varas y armas blancas. Como resultado de dichas prácticas y como reacción natural, como sucedió en todas las ciudades revolucionarias, se conformó una brigada en Ifrin llamada “Brigada de los libres de Ifrin” dirigida por Bakr ibn Sheij Hanan, del pueblo ifriní de Afraza. 

Una de las operaciones de esta brigada ha sido el ataque contra la comisaría de Nahiya al-Mubtali y su sede de reclutamiento, provocando bajas entre los hombres de la seguridad siria (que son de fuera de Ifrin). Como resultado, Jakdar y un grupo de shabbiha armados rodearon la casa de Bakr en Afrin y horas después Jakdar hizo uso de  sus fuerzas para irrumpir en la casa, provocando su muerte (normalmente, si irrumpen en tu casa debes defenderte aunque sea matando si es para evitar que te maten). Al día siguiente por la mañana, fuerzas de estos comités locales atacaron las casa del padre de Bakr y sus hermanos en su pueblo, matando al sheij Hanana y dos de sus hijos, con cuyos cuerpos se ensañaron para después tirarlos en la calle ante el hospital de Dersim en Ifrin, sin que el líder de la brigada haya sido detenido aún. 

Este episodio es un ejemplo de las actividades que realizan estos comités y que he descrito para certificar su papel contra los propios kurdos. Aquí se hace necesario recordar que estos comités no han actuado ni han hecho nada contra las actividades de la revolución fuera de las zonas kurdas, por ello no deben considerarse enemigos entre los otros componentes del pueblo sirio revolucionario, especialmente por parte del Ejército Sirio Libre, puesto que no se han opuesto al trabajo de los revolucionarios en las zonas no kurdas. Esto se debe a que solo tienen una función: frenar la actividad de los kurdos y atemorizarlos para que no entren en la revolución, igual que sus homólogos  en Tartús, Suweida, los barrios de Homs partidarios del régimen y Wadi al-Nasara. 



En cuanto a las causas que han llevado al régimen a apoyarse en este partido y no otro para crear estos comités, hay que retrotraerse a los días en los que existía una colaboración mutua y se le permitía al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), liderado por Abdallah Ocalan, realizar sus actividades en el espacio kurdo sirio, contra los gobiernos turcos que estaban en desacuerdo con el difunto Asad padre, el cual incluso permitía a los miembros sirios de este partido ir a Turquía para luchar contra ellos, hasta el punto de que, cuando un joven kurdo iba a alistarse para el servicio militar obligatorio en el ejército sirio, el funcionario, que normalmente pertenecía a los servicios de seguridad, daba a elegir al joven kurdo entre ir al ejército sirio o a luchar en Turquía (en kurdo se solía llamar “Shar”, una abreviación de “shawarma”, es decir, “revolución”) y cuando el joven elegía el “shar”, el funcionario le retrasaba el alistamiento y le decía: ve con Dios. 

La segunda razón por la que el régimen se ha apoyado en este partido es el importante número de partidarios que no conocen nada de la actividad política más que al líder Ocalan y el Kurdistán, que está solo en Turquía y que no tiene parte en Siria, por ejemplo. Es decir que el partido domina una importante parte de la calle kurda, totalmente entregada. Tal vez si esto no fuera así, habría sido como el resto de partidos, cuyos líderes fueron invitados a dialogar con Bashar al inicio de la revolución, pero se negaron, tal y como ha quedado registrado. 

No debemos achacar a los kurdos y las otras minorías su escaso papel en la revolución, porque se han tenido que elegir entre la lucha intestina y el no manifestarse en sus zonas. También decimos que los comités populares trabajan bajo el patrocinio asadiano y a favor del régimen, aunque haya a quien no le guste, y que todos desaparecerán con la desaparición del régimen, aunque se creen otros al caer este. Pero su nueva función será verdaderamente proteger a las zonas en que trabajen del caos que seguro habrá hasta que Siria se estabilice de nuevo, si es que se estabiliza como dicen algunos.
 
[1] Líder kurdo que siempre defendió el diálogo árabe-kurdo, asesinado en octubre de 2011.
[2] Actriz siria alauí que vivió gran parte de la revolución en Homs y Latakia hasta salir en marzo de 2012 del país.
[3] Líder druso que dirigió la lucha contra los franceses en 1925-1927.
[4] Joven cristiano que dejó sus estudios en EEUU para unirse a la revolución y fue asesinado por un francotirdor en mayo de 2012.
 

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