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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Sobre las oposiciones sirias

Texto original: Al-Quds al-Arabi

Autor: Elías Khoury

Fecha: 10/09/2012


Apenas había sugerido Laurent Fabius, el ministro de Exteriores francés, la idea de conformar un gobierno de transición en Siria, cuando comenzó el bullicio de las televisiones en el espacio lleno de palabras e imágenes, y se descubrió la amarga realidad que viven las élites políticas y culturales sirias en el exterior. 

¡Comenzaron a formarse y disolverse gobiernos y todos se convirtieron en ministros de gobiernos ilusorios que nacieron muertos! La escena era tristemente irrisoria. Lo gracioso era la ingenuidad de algunos miembros de las élites de la oposición del exterior, pues muchos pensaron que la mera aparición en las pantallas de televisión convertía a las personas en líderes. Lo triste es que se compare entre esta ligereza y el salvajismo del aparato de represión asadiano que reduce la civilización siria a escombros, y que se compare también con la resistencia épica del pueblo sirio contra la muerte, insistente en su petición de derechos.

Esta comparación puede hundir sus raíces en las cuatro décadas de dictadura del poder asadiano, que sacó a la sociedad de la política, y de la destrucción sistemática de los partidos, los sindicatos y las asociaciones, fundando una “eternidad asadiana” en el espacio político sin parangón, excepto en el caso de Corea del Norte. Así, el Baaz pudo convertir el idealismo, el sufismo y la ingenuidad de Michel Aflaq en un aparato despótico mameluquizado (en relación con los mamelucos), que reprimía a las sociedad, convirtiendo el régimen político en el Estado, y el Estado en una mafia.

Esta realidad explica parcialmente el asunto, pero no exime a las élites de la oposición siria de su responsabilidad moral. Pues quien dice dirigir tiene grandes responsabilidades morales y políticas a las que debe enfrentarse con una mezcla de valentía y sabiduría. Dieciséis meses después del estallido de la revolución siria, y tras las procesiones interminables de víctimas, nadie tiene perdón.

Ya es hora de que se materialice un liderazgo que comprenda el significado de la labor común y que esté dispuesto a sacrificarse, que sea capaz de consolidar unos horizontes políticos que saquen a la política de este túnel vergonzoso, que hiere los corazones y hace dudar a las mentes.

Esta claro que la llamada oposición exterior ha empezado a quedarse al margen de la cuestión y su influencia ha comenzado a desvanecerse. Casi seguro, no podremos encontrar datos sobre lo que sucede en Alepo si se los pedimos al Consejo Nacional Sirio, el Comité de Coordinación Nacional, el Foro Democrático, la Junta Directiva, los líderes del Ejército Sirio Libre en Turquía y un infinito etcétera de nombres y apodos. Si queremos saber lo que sucede en Alepo y los derroteros por los que avanza el enfrentamiento, debemos recurrir a las redes sociales y las páginas de los comités en Facebook. Lo más probable es que los líderes del exterior saquen sus datos de las mismas fuentes de las que los sacan los observadores. ¿Qué significa liderazgo en una situación así?

Lo que ha hecho Manaf Tlass es un indicador de este tipo de líderes. La deserción del  general hijo del coronel y el hermano del millonario ha provocado un precedente periodístico iniciado por el canal Al-Arabiya: desde el discurso, pasando por la peregrinación menor hasta el agradecimiento al rey saudí. Es decir, estamos ante quien espera al exterior y se encomienda a él. Naturalmente, el resto de líderes de la oposición no se han comportado con esta rudeza, pero sus estúpidas diferencias y su faccionalismo los ha convertido en un instrumento inútil  que espera que la Liga Árabe o Catar los unan bajo unos denominadores comunes en vez de unirse.

Pero lo que hace temer por el futuro de la revolución siria no es la situación de la oposición exterior, sino la división y desmembramiento que pueden resultar de los comportamientos de algunos sectores del Ejército Sirio Libre y algunos grupos armados que anuncian verbalmente su anexión a este ejército. A pesar de las heroicidades y la gran resistencia de las que hacen gala las unidades de este ejército, y de su capacidad, contando con armas tan modestas, de liberar zonas amplias de Siria, las prácticas erróneas de las que es testigo Siria dan la voz de alarma ante el peligro. Debe encontrarse un mecanismo para ponerle freno inmediato antes de que vaya a más y provoque huecos que el régimen securitario sirio pueda explotar. Esta claro que la revolución siria está hoy ante un nuevo punto de inflexión para materializar a sus líderes y es casi seguro que este liderazgo se está creando hoy entre los jóvenes de la revolución en sus comités que se enfrentan al aparato ciego de la muerte, y entre los dirigentes sobre el terreno del Ejército Sirio Libre, que aún no tiene la capacidad de conformar su estructura de liderazgo. El desafío hoy es la completa coordinación y la construcción de un liderazgo unido entre ambas formaciones, para que la revolución encuentre sus líderes y dibuje sus objetivos y sus tácticas políticas, de lucha y militares. ¿Es eso posible?
No sé, tal vez estábamos ante un camino revolucionario largo y complicado, pues el retorno de la política a la sociedad tras liberarse de la dictadura es un proceso histórico que puede llevar su tiempo, y que tendrá un precio muy alto, pues la recuperación del norte político es parte del proceso de reconstrucción cultural, social y de pensamiento, y ello es resultado de un registro ético nuevo, esencia de cualquier nueva construcción.

En este punto me hacen detenerme dos fenómenos luminosos en los que deseo detenerme, porque ambos ofrecen un modelo ético y político nuevo. El primero se llama Riad al-Turk. Este gran líder democrático que se enfrentó a la cárcel y la represión con perseverancia y fe en que el pueblo sirio sería capaz al final de derrumbar el reino del silencio, esta hoy en Siria, luchando con los luchadores, escondiéndose de los ojos de los hombres de los servicios de seguridad, para estar con los jóvenes de la revolución en su difícil y peligrosa labor diaria. Lo que llama la atención es que Al-Turk ha ofrecido un modelo diferente del líder político, al que no atrae al aparato mediático y que no habla más que para mandar mensajes palpables y posturas claras.

El segundo fenómeno lo ofrecen un grupo de intelectuales que trabajan con los jóvenes de los comités en el corazón de Siria, en medio de unas condiciones extremadamente difíciles, pero que no han caído en la trampa de los medios y no se han alejado de su convicción de que los líderes de la revolución los crea la revolución y no le viene caídos de cualquier parte. Esos, y con ellos cientos, por no decir miles de luchadores silenciosos, conforman un nuevo liderazgo pseudo-secreto para la revolución, al que debemos escuchar.

No quiero insinuar que estoy arrebatando el derecho o deber de cualquier ciudadano, sea dentro o fuera del país, de luchar por la victoria de la libertad en Siria, pero he querido ver las cosas como fenómenos relativos, para que no caigamos en la ilusión de los líderes virtuales que fabrican las imágenes.

 Un saludo a Yassin al-Hajj Saleh:

La recepción del premio Príncipe Claus holandés por parte del escritor y luchador sirio Yassin al-Hajj Saleh es un premio para el propio premio, pues el premio que ha podido ver por medio del dolor sirio cómo iluminan las palabras la oscuridad del miedo merece un saludo. Yassin, cuya pluma no se ha detenido desde que comenzara la revolución siria, ha ofrecido un modelo del intelectual libre e independiente, que juega su papel en la materialización de la revolución, en la crítica de sus errores y en la corrección de los mismos, desde dentro del proceso revolucionario que construye los horizontes de la libertad y la justicia.

Hoy, junto a un grupo de intelectuales sirios conforma una conciencia, en el sentido en que lo escribió Edward Said. Esa conciencia que escribe en circunstancias difíciles dentro de Siria merece más que un saludo, porque ha logrado crear una voz: cuando lo leemos y sabemos que mantiene su postura, sabemos que Siria sigue estando bien.

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