Blog dedicado a publicar traducciones al español de textos, vídeos e imágenes en árabe sobre la revolución siria.

El objetivo es dar a conocer al público hispanohablante al menos una parte del tan abundante material publicado en prensa y redes sociales sobre lo que actualmente acontece en Siria. Por lo tanto, se acepta y agradece enormemente la difusión y uso de su contenido siempre y cuando se cite la fuente.

martes, 24 de marzo de 2015

Siria: la memoria de la libertad/la memoria del dolor



Texto original: Al-Quds al-Arabi
Autor: Elías Khoury
Fecha: 23/03/2015 



A Razan Zaitouneh, Samira Jalil, Wael Hammada y Nazem Hamadi, en el aniversario de la revolución siria.

Todo nos conduce a la desesperación, pero no desesperaremos. Vivimos en la frustración, nos tragamos el dolor y las sombras de los muertos ocupan nuestras miradas, pero no desesperaremos.

La revolución de los niños de Daraa y de los cientos de miles que ocuparon las calles y plazas mientras derramaban sangre y libertad, el rostro de Ghiath Matar, el martirio de Basel Shehadeh tras una cámara en Homs, las imágenes de tortura publicadas por el régimen en las redes sociales, los nombres de los días de la revolución (desde el viernes de Saleh al-Ali hasta Viernes Santo, pasando por el viernes de la unidad del pueblo sirio), el grito de los manifestantes a los soldados para que no dispararan a su pueblo, la valentía del pueblo que gritó “Al pueblo sirio no se le humilla”, las coordinadoras locales… Todo ello configura el cuadro de un sueño. El monstruo pisotea a la gente reprendiéndoles mientras ironiza: “¿Queréis libertad?” La gente muere, pero no renuncia a su libertad y su dignidad.

Una simple expresión resume la explosión de libertad en Homs, Hama, Deir Ezzor, Alepo y Damasco, la expresión que escribieron los niños de Daraa mientras disfrutaban de su libertad, que habían recuperado en las paredes de su ciudad, convirtiéndose todas las paredes del mundo en un eco del eco de sus voces. La muerte de Hamza al-Jatib pasó a ser otro nombre de la infancia de la libertad y la fútil dignidad del ser humano.

Esas imágenes configuran nuestra memoria, esa a la que no logrará destruir la memoria del crimen, el fracaso, el tropiezo y la degradación moral que ha causado la lucha regional por Siria, para evitar que dicho país recupere su voz. Es nuestra memoria frente al tropiezo de la oposición u oposiciones, y su decadencia bajo los golpes de las ilusiones que van desde el CNS a la CNFORS, y un largo etcétera. Es la Siria dibujada en el rostro del dolor y la destrucción salvaje.

En el inicio del quinto año del gran estallido sirio, la mayor amenaza a la que se enfrenta el pueblo sirio hoy es la guerra de la memoria de la decadencia y el salvajismo contra la memoria del sueño y la esperanza. Desde el inicio, el régimen, recurriendo de pleno a la solución militar, insistió en borrar las manifestaciones con la sangre de los manifestantes, y en enterrar el levantamiento popular bajo los escombros de los pueblos y las ciudades destruidas. La muerte como borrador de la memoria, y el amontonamiento de las desgracias como borrador de la desgracia. El despotismo escondía una gran cohesión del aparato militar que había creado, y el potencial de las mafias de los servicios secretos que habían sido educados en la resistencia. Que el régimen se lanzara sin condiciones a los brazos de su aliado ruso y su total subyugación a la estrategia de su aliado iraní han sido algunas de las razones de su éxito. Sin embargo, el mayor éxito ha sido su decisión de convertir Siria en una Hama, donde el dictador padre había escrito la historia de su régimen salvaje con sangre. El hijo aprendió la lección y decidió destruir Siria y vengarse del pueblo convirtiéndolos en refugiados, desplazados y mendigos. Así, recuperaba la historia de los mogoles y los tátaros, que edificaron los muros de su dominio con calaveras humanas.

Sin embargo, el pueblo sirio, que salió a las calles de la libertad, decidió no regresar a la cárcel: un pueblo sin liderazgo político, cercado por la represión del déspota y las milicias sectarias aliadas, se ve asfixiado por un grupo de “aliados” que intentan por todos los medios matar su espíritu. Un pueblo al que cercan sus “amigos”, como lo hace el régimen, se ha visto descender progresivamente a la posición de víctima absoluta.

Un régimen bárbaro por un lado y Daesh y sus hermanos por otro. Uno mata y el otro quema, crucifica y comete genocidio, y ambos rapiñan la sangre del pueblo sirio. El régimen ha robado el sueño de los ojos apagados de los niños, y Daesh y sus hermanos han robado la revolución de las manos de la gente, convirtiéndola en otra cara del salvajismo que caracteriza al despotismo y su decadencia.

Hoy la memoria de la revolución se pone frente a la memoria del crimen.

No desesperaremos porque nosotros hemos sido testigos.

No olvidaremos porque no podemos traicionar nuestras voces.

No nos someteremos a aquellos que borran el crimen con crímenes, ni a los que quieren destruir nuestra vida llamando a la rendición ante los dictadores.

La revolución estalló en nosotros y nadie la hizo estallar. Es cierto que las élites políticas no han estado a la altura de la revolución, y que los emires del petróleo y el gas que han jugado con estas élites han hecho del liderazgo un trapo con fragancia de fracaso, y que los “aliados del pueblo sirio” no han sido más que una gran mentira de unos estados que no ven en nuestros países más que antiguas colonias. También es cierto que la revolución se ha desvanecido y que Daesh y Al-Nusra la han convertido en una nueva pesadilla.

Todo eso es cierto a día de hoy, y todo ello nos invita a la desesperación. Pero después de desesperarnos y superar la desesperación, descubrimos que el pueblo sirio, el pueblo de los refugiados y desplazados, el pueblo al que han sacrificado y con el que se han ensañado, ese pueblo es el único que posee el secreto de la supervivencia.

No solo posee la memoria de los valores de la libertad y la dignidad humana, sino que también es la materialización viva de dichos valores. Y mañana, cuando esta pesadilla haya pasado, los actores regionales e internacionales descubrirán que su juego salvaje y su lucha por Siria no les ha llevado a ninguna parte y se les volverá en su contra. Entonces, no habrá más que una voz, una voz en la que se unen millones de gargantas que gritan por la libertad.

En ese momento, no vencerá más que quien haya preservado los valores éticos y humanos, porque los valores de la justicia, la libertad y la igualdad son los únicos que pueden curar las heridas, haciendo que la memoria de la libertad reine sobre la memoria del dolor.

viernes, 13 de marzo de 2015

Buenos días, revolución

Texto original: Sahafa gayr mundabita (Prensa sin ordenar) 

Autor: Fidaa Itani

Fecha: 13/03/2015 

Todos los derechos de la imagen son de Fidaa Itani



Podrían decirse muchas cosas ahora sobre los sueños y las aspiraciones, sobre la crueldad de la lucha, sobre la violencia de los tiempos y sobre lo profundos que han sido los cambios que se han producido en seres humanos dispuestos a sacrificar cualquier cosa excepto la libertad después de haberla probado.

Decir muchas cosas no sacia el ansia de venganza, sino que lo que realmente la sacia es la voz de mi amigo de Alepo cuando dice “Buenos días, maestro” al volver de la batalla o antes de partir hacia ella. Mi amigo, cuyo hermano murió cuidando de sus hijos, no ha dejado las armas. Comenzó desde el primer día, se manifestó contra el régimen, se levantó contra Daesh, abandonó la facción con la que luchaba porque se había convertido en una milicia de guerra, se rio de la islamización de la revolución y del régimen, reza cinco veces al día, y sabe que Siria es para todos los sirios. Solía vender verduras en el zoco de Alepo antes de unirse a la revolución, y poco a poco, se fue volviendo adicto a la libertad y su revolución. Quizá, antes de esa revolución, no sabía mucho de Daraa, saltaba cuando la gente se metía con Alepo y les decía que su ciudad se había movilizado antes de los otros, un día en que todos estaban dormidos y que había sido aplastada en silencio, al revés que Hama y Homs. Y que hoy se levantaba, pero que era y es un juguete en manos del interior y el exterior.

Me llega la voz de mi amigo de Alepo: está cansado, siempre hay quejas por las acciones de las facciones, por la falta de munición, por la gente de la zona y cómo se tratan entre sí, por el avance de Daesh, por el dominio de Al-Nusra, por la exterminación del Movimiento Hazm, y porque nadie ha apoyado a las facciones del ESL.

Quedamos decenas de veces, sin vernos, entre 2012 y 2013, aquí y allá, pero la cantidad de jóvenes combatientes y el ruido de las balas no nos dejaban distinguirnos. Era uno de los miles de combatientes que se habían levantado por su país. Después su hermano murió y su presencia se volvió más limitada. Los jóvenes se unían a grupos islamistas y no islamistas, un grupo de ellos morían y nos encontrábamos en el entierro de Fulano o Mengano. Mi amigo empezó a presentar unos rasgos más claros, las nubes de las complicaciones de la revolución se dispersaron y su rostro sonriente se volvió claro.

A su lado está otro amigo, ese al que conocí el día que llegué a las zonas de la revolución en Siria. Ambos expresan una parte de lo que es esa libertad: el primero lucha cada día esperando que su país se libere, mientras que el otro es libre en lo más profundo de su espíritu, sin portar armas más que en el campo de batalla. No sigue a nadie, continúa con su vida diaria hasta que la tierra ruge. Entonces va a luchar y luego vuelve.

Una vez fue herido de gravedad, y después otra vez, pero siguió manteniendo una sonrisa irónica, riéndose de todo. Se deja la barba y se ríe de ella; se la afeita y se ríe de sus amigos. No ha tenido una educación adecuada porque escapó de la escuela, como mi otro amigo; sin embargo, puedo aprender a leer bien gracias a los titulares escritos en la parte de debajo de la pantalla de televisión durante las noticias, como cuenta riéndose. Su voz me llega de un lugar profundo mientras grita “Aloooooooooooooooooooooooooo”, y entonces sé que la situación está estable y que mi amigo está bien y sigue luchando por un país mejor.

Mis amigos han buscado durante mucho tiempo alguien que les explicara lo que pasaba a su alrededor, porque la situación parece extremadamente complicada, y ambos saben que quien dirige la lucha en Siria no puede explicarles lo que sucede. Por eso, el resultado de la búsqueda ha sido totalmente infructífero, así que se sientan y se ríen de todo, mientras continúan sus esfuerzos para lograr lo básico: la caída del régimen y el retorno a la vida civil.

Mis amigos en Alepo luchan hoy: el primero en solitario como voluntario, gracias a la experiencia que ha adquirido aquí y allá, con esta u otra facción; el otro se une a las batallas cuando es necesario, antes de volver a su casa y tomar un té, como si no hubiera pasad nada. Allí espera  que los aviones bombardeen su pueblo mientras ve las noticias del canal Alepo hoy.

A mi amigo, y a miles de jóvenes sirios que sueñan con la libertad y que han sido privados de lo más básico en la vida, les digo: Buenos días, que cada día que os levantéis sigáis siendo la esperanza de Siria y el futuro de sus hijos. 

Buenos días, revolución. Buenos días, país que se rebela. Hoy entras en otro año de tu lucha.

domingo, 1 de marzo de 2015

La libanización de Siria



Texto original: Al-Quds al-Arabi 

Autor: Elías Khoury

Fecha: 23/02/2015 


El juego de Hafez al-Asad ha llegado a su final lógico: la Siria de Asad se ha convertido en un protectorado iraní y en un campo de lucha regional salvaje. A su lado, la guerra libanesa parece haber sido un mero ejercicio preparatorio para la guerra siria. El dictador cuyo ejército invadió Líbano en 1976 con el pretexto de poner fin a la guerra civil y evitar la división, no frenó la guerra, sino que utilizó sus fuerzas armadas para acabar con Líbano. Las guerras se fueron sucediendo sin fin bajo la sombra del dominio militar y de los servicios secretos sirios, y el régimen político libanés entró en un ciclo aterrador de desintegración, que le llevó a una total sumisión a la hegemonía siria.

Se trataba de un juego extremadamente complicado que exigía alianzas contrapuestas, engaños y eliminación de enemigos, de forma individual y colectiva. Una alianza sirio-saudí por un lado, y otra sirio-iraní; tensiones y harmonía con Israel que llevaron a la expulsión de la resistencia palestina de Líbano; y después, una cruenta lucha por Líbano dentro de unas fronteras claras que llevó a Asad a hacer que Hezbollah dominará sobre la resistencia, como un preludio de su dominio sobre la confesión chií.

Asad jugó en Líbano al juego del conflicto sectario con astucia. En Siria, el régimen ‘laico’, o llamado laico, parecía el más capaz de jugar con y contra las confesiones libanesas. Por eso, el régimen de Asad dirigió una operación de eliminación del laicismo izquierdista, para poder dedicarse a confeccionar el ascenso y descenso de las confesiones libanesas. En su momento, el señor Abd al-Halim Khaddam [1] adoptó con maestría el papel de Fuad Pasha, el visir otomano que supervisó el fin de la guerra civil libanesa del siglo XIX, según un pacto internacional que puso las bases del mutasarrifato [2], la primera formación política en la zona basada en las cuotas sectarias.

En Líbano, en medio del cruento juego sectario, Asad puso la base, sin darse cuenta, de la guerra siria, la cual ha llegado a su punto de inflexión iraní al convertirse Qasim Suleimani en el líder militar de lo que queda de Siria en manos del régimen. Por su parte, Asad hijo no es más que una imagen sin poder, que no tiene otra función que la de ofrecer una cobertura a la lucha por el control de Siria.

El periodista británico Patrick Seale -que fue amigo de Asad padre, al que escribió una biografía con la que blanqueó su imagen, como hacen las mafias con su dinero- había escrito previamente un libro titulado La lucha por el dominio de Siria. La biografía de Asad, tal y como la escribió Seale, insinuaba que la época de las luchas por el dominio de Siria había terminado. Pero la historia, cuando se venga, nos da una lección de crueldad y vileza: he aquí la historia que se venga, convirtiendo el régimen que erigió Asad en un trapo, y haciendo de Siria un campo de lucha regional para el asesinato y la desgracia.

Podemos ver que, tras la máscara del poder absoluto con la que se presentaba el régimen despótico, se habían tejido frágiles equilibrios que permitían al régimen mantenerse, y que le dieron a su terrible máquina de la muerte un poder absoluto sobre el pueblo sirio. El régimen que erigió Asad padre se basó en un preciso equilibrio en el que Arabia Saudí jugó un papel clave, y se protegió tras la alianza entre los saudíes, los egipcios y el régimen sirio, una alianza que llevó al mundo árabe a la deriva.

El componente saudí del régimen no solo se materializó en la configuración del poder en Líbano tras los Acuerdos de Taif, cuando este se dividió entre un incipiente harirismo y el régimen securitario, sino que también fue parte de la estructura interna del régimen de Asad. El golpe contra este elemento saudí comenzó en Siria con la destitución del eje Khaddam-Kanaan-Shihabi [3], antes de eliminarlo, y llegó a su punto álgido en el asesinato de Hariri. Tras la máscara del poder absoluto, el régimen de Asad era preso de los precisos equilibrios regionales, que comienzan en Arabia Saudí y terminan en Irán. Cuando el régimen decidió, bajo el liderazgo del hijo inexperto, volverse contra una parte de sus anteriores aliados, comenzó la etapa de su caída, cuya inevitabilidad fue anunciada por las revoluciones árabes.

La trayectoria que sigue Siria hacia la libanización, provocada por el afán del régimen de aferrarse al poder como a un clavo ardiendo, y su predisposición criminal a matar a cientos de miles de sirios, desplazar a millones, y destruir ciudades y aldeas mediante bombardeos salvajes, ha hecho de la cruenta experiencia libanesa, un ejemplo insignificante frente a un crimen global.

Se dice que uno de los teóricos de Daesh, llamado Abu Bakr al-Nayi escribió el libro La administración del salvajismo, que es una especie de guía ideológica que llama al establecimiento de un sistema de valores basado en el terrorismo y la expansión del miedo, mediante el recurso a la lucha y la represión salvaje. Es cierto que Daesh ha constatado con pruebas de sangre y vídeos de gran profesionalidad que su salvajismo va en serio. Sin embargo, lo que hoy no sale en las noticias es que el verdadero fundador del régimen del salvajismo fue el despotismo, y que el salvajismo del régimen sirio es igual que el de Daesh, si no es superior. Aunque el régimen cubre su salvajismo con un discurso político sobre la resistencia y el antiimperialismo, lleva a Siria y a la zona a una lucha sectario-religiosa de un salvajismo sin límites.

La operación israelí en el Golán ha demostrado la presencia de líderes de la Guardia Revolucionaria iraní junto a Hezbollah en la zona. Parecía como si Hezbollah quisiera desequilibrar la ecuación en Siria y la zona por medio de la activación del frente del Golán a través de la resistencia. Sin embargo, el anuncio de la presencia del general Qasim Suleimani en el sur de Siria, como líder del ataque contra las posiciones de la oposición siria armada en la zona, acabó rápidamente con esa posibilidad, ya que el general iraní no había venido a dirigir a la resistencia contra Israel, sino a dirigir una de las batallas de la guerra siria, probando que quien participa en una guerra civil sectaria pierde la capacidad y las ganas de resistir a la ocupación.

Todos los grupos regionales e internacionales –desde los países del Golfo a EEUU, pasando por Turquía- han participado en la conversión de Siria en una carta; sin embargo, el gran responsable es el régimen, que desde el estallido de la revolución popular ha actuado como una mafia y ha convertido sus fuerzas armadas en un ejército de ocupación extranjero.

La Siria de Asad se ha terminado. El propio Bashar al-Asad firmó su final en el momento en que pidió a las milicias chiíes de Líbano, Iraq e Irán que se enfrentaran a los salafistas yihadistas, la mayoría de cuyos líderes fueron liberados de sus cárceles. Pensó que podría jugar con las corrientes takfiríes y aprovecharse de ellas, como intentó con Fath al-Islam en Líbano [4]. Por tanto, él y los takfiríes son dos caras de la misma moneda: el aplastamiento cruento de Siria, su destrucción y su conversión en un campo de lucha para otros.

La historia es cruel y malvada. Hafez al-Aad creyó que podía subirse a la espalda del monstruo sectario y jugar con él en Líbano, pero este monstruo se ha vuelto contra él y acecha a su régimen para convertirlo en despojos.

[1] Ex vicepresidente sirio, que en época deHafez al-Asad fue uno de sus prohombres, que fue destituido en 2005 por suponer una amenaza para Bashar al-Asad. Por ello decidió presentarse como opositor y fraguar una alianza con los Hermanos Musulmanes en 2006.

[2] A modo de simplificación, se trata de una entidad política creada en Líbano al estilo de los cantones, basada en la adscripción religiosa.

[3] Ghazi Kanaan fue el hombre fuerte de Siria en Líbano, director de los servicios secretos ahí, hasta su misterioso suicido en 2005. Hikmat Shihabi fue Jefe del Estado Mayor en Siria, que dimitió por sorpresa en 1998 cuando su relación con Khaddam empezó a aprecerle a Bashar al-Asad un peligro para su sucesión en el mando del país un par de años antes de la muerte de su padre.
[4]Organización palestina en Líbano con vinculaciones con los servicios secretos sirios. En 2007 se produjeron enfrentamientos con el ejército libanés en Nahr al-Bared.